martes, 15 de noviembre de 2016

¿POR QUE TENGO QUE PERDONAR SI TENGO RAZÓN?

La imagen de hoy dice: Perdonar es poner a un prisionero en libertad
y descubrir que el prisionero eres tu.

Seguramente todos deseamos vivir en paz, con alegría en nuestro corazón, en armonía en nuestro hogar y con prosperidad.
Pero hay factores que pueden impedir que todo eso suceda. Durante el transcurso de nuestra vida, ocurrieron acontecimientos que nos marcaron, por haber sido:
Defraudados, engañados, abusados, incomprendidos,abandonados, traicionados, etc.,
Todas esas circunstancias, originaron heridas en nuestro corazón, que produjeron en muchos casos raíces de amargura, las cuales quisimos tapar diciendo: ”Yo ya me olvidé, yo ya perdoné...” Y estamos convencidos de ello.
Pero cuando algún acontecimiento parecido, ocurre en nuestras vidas, nos hace reaccionar mal, aunque lo que esté ocurriendo, no sea tan grave como lo vivido anteriormente.
Cuando nos lastimamos la mano, por ejemplo, cualquier roce con la herida nos duele, nos hace sufrir.
Con las heridas del corazón pasa lo mismo. No podemos ser felices con heridas abiertas en nuestro corazón, no lo lograremos, por más que hagamos todo el esfuerzo del mundo.
Debemos tomar decisiones personales y fundamentales para lograrlo.
Cuando los discípulos le dijeron a Jesús “Enséñanos a orar”, Él les enseñó el Padre nuestro. En Mateo 6: 14 en la Santa Biblia, dice: “Si perdonáis a los hombres sus ofensas, os perdonará el Padre que está en los cielos, pero si no
perdonáis... tampoco los perdonará a ustedes el Padre”. Entonces le preguntaron: ¿Cuántas veces debemos perdonar? Y Jesús les contestó: “Setenta veces siete”. Con lo que quiso decirles, no las cuenten, solo perdonen las veces que sea necesario. En otro pasaje les dijo: “Perdonad y seréis perdonados.” Podemos decir: - Claro, para Jesús es fácil decir que perdonemos, pero solo yo sé, lo que me hicieron sufrir.
Pero no es así, para Jesús no fue fácil, porque Él lo sufrió todo, por eso nos puede comprender. Él quiso dejarnos ejemplo, y nos demostró que si Él pudo perdonar, mientras era un hombre en la tierra, nosotros también podemos hacerlo.
Hay varios pasajes en la Biblia, donde podemos comprobar que Jesús sufrió todas las cosas y otras mucho peores de las que nosotros podemos llegar a pasar.
Por ejemplo nos dice la Biblia: “Tenía sed y le dieron para beber vinagre y hiel.” Por eso nos comprende cuando tenemos sed de tantas cosas, por ejemplo sed de amor, y recibimos maldad, egoísmo.
Fue avergonzado, lo desnudaron ante toda la multitud. Por eso entiende cuando nos avergüenzan.
Sufrió la burla de todos: Con ese cartel que clavaron en la cruz sobre su cabeza donde decía: “Este es el rey de los judíos”. ¿Se imagina? Él puede comprenderle cuando se burlan de usted.
Sufrió injusticia: Fue crucificado siendo santo y sin pecado, entre dos delincuentes uno de cada lado. ¿Han sido injustos con usted? Él le entiende.
Lo insultaron: “Los que pasaban le gritaban insultos, meneando sus cabezas”.
¿Alguna vez le insultaron? Jesús le entiende.
Se burlaron de su fe: “Confió en Dios, que le libre ahora si lo quiere, él dijo soy hijo de Dios” ¡Cuántas veces se burlan de nuestra fe! ¿No es así?
Lo injuriaron los ladrones que estaban junto a él: “Si tú eres
el Cristo, sálvate a ti mismo y a nosotros”
Sufrió dolor en su cuerpo. Porque morir colgado en una cruz; era la forma más dolorosa, cruel y espantosa que existía. El cuerpo se iba deshaciendo lentamente. ¿Cómo puede Jesús no comprenderle cuando está enfermo y sufriendo dolores en
su cuerpo, si Èl mismo los sufrió?
Sufrió el desamparo de su Padre. Dios no podía tener comunión con el pecado, lo abandonó cuando todo el pecado del mundo (el suyo y el mío) cayó sobre Jesús. Para que al creer, nosotros en Él, quedáramos libres del pecado y así convertirnos en Hijos de Dios. Porque antes éramos solo criaturas de Dios.
¿Alguna vez se sintió usted abandonado? Él le entiende,  porque lo sufrió.
Pero aún en medio de todo ese sufrimiento, pudo decir en Lucas 23:34: “Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen”. Y lo hizo solo para demostrarnos que si Él pudo perdonar, nosotros también podemos hacerlo. 
Él perdonó por obediencia al Padre. ¿No merece Jesús, que dio su vida por nosotros, que perdonemos por obediencia a Él?
No debemos esperar a sentirlo, porque eso nunca ocurrirá, porque humanamente podemos pensar con razón, que la otra persona no merece nuestro perdón, pero el perdón es por obediencia a aquel que lo hizo primero.
No perdonamos para hacerle un favor al que nos ofendió, muchas veces sucede, que la persona no se entera de nuestra decisión, pero decidimos hacerlo, porque cuando perdonamos la paz vuelve a inundar nuestro corazón.
Perdonamos por Jesús, porque él nos dejó el ejemplo y nos enseñó de esa manera, que el perdón es una decisión, no un sentimiento, que nos conviene a nosotros, más que a la persona que nos agravió. Es en ese momento, cuando Dios sana nuestro corazón y somos libres.
Cuando no perdonamos, hay espíritus de resentimiento que nos gobiernan; y nuestra vida y nuestra familia se terminan de destruir.
Para lograr tener un corazón sano, y una vida llena de paz, y alegría, le invito a que se decida a perdonar a la persona que a usted lo ha lastimado u ofendido.
Y si es alguien que ya no está, un familiar, o un amigo, quién alguna vez le dañó a usted, no importa cuando, escriba en un papel: Fulano de tal, te perdono en el nombre de Jesús, esté viva o no la persona y después pídale a Dios que le perdone a usted por haber guardado resentimiento, quizás por años y rompa ese papel, como señal de que perdonó.
Y luego dele gracias a Dios por la paz que Él, le va a dar por haber perdonado como él lo hizo.
Si tiene la posibilidad de pedirle perdón o perdonar a la persona que tiene a su lado, le aliento a hacerlo, porque se sorprenderá, y comprobará, que el único beneficiado de tomar esa decisión será usted, porque la paz de Dios, llenará su corazón y podrá comenzar de nuevo... Haga la prueba.
Sí... es posible volver a empezar...

Dios lo bendiga
Susana Goglián


"Te seguiré con mi alma, mente y corazón"



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