sábado, 29 de septiembre de 2018

"VOLVERÁ A SER UNA ORUGA"

La imagen de hoy dice: 
Aquello que para la oruga se llama fin del mundo
para el resto del mundo se llama mariposa

Piense por un momento ¿Cómo fue su encuentro con Jesús? Quizás hace muchos años, tal vez hace poco tiempo, pero recuerde ese momento. 
¿Cómo se sentía hasta ese momento? ¿Estaba en medio de adicciones que estaba destruyendo su vida? ¿Se sentía una nada? Quizás no le encontraba sentido a la vida; pensaba que toda su vida iba a ser igual; sin fe, sin esperanza. Tal  vez vivía en medio de la violencia en su hogar. ¿Había odio, venganza, indiferencia?
¿Qué pasó cuando le entregó su corazón a Jesús? Sus ojos espirituales fueron abiertos, comenzó a ver y a entender que cosas no le convenían. Se alejó de personas que era perjudiciales para su vida. Cuando recibía invitaciones de esas personas, firmemente les decía que no, con seguridad, porque había descubierto la única Verdad: Jesús.
Su semblante cambió, comenzó a brillar por su relación con el Espíritu Santo; sus momentos de oración y de adoración a Jesús, eran maravillosos, sobrenaturales.
Literalmente Dios había permitido la metamorfosis, se había convertido de oruga a mariposa; todos admiraban su belleza interior; trataba de parecerse a Jesús, siguiendo el ejemplo que el Señor dejó en su Palabra, la Biblia. Usted era una bendición.
Pero se distrajo;  las luchas y decepciones de la vida, hicieron que mirara alrededor y quitara sus ojos de Jesús; como le ocurrió a Pedro, que luego de caminar sobre el mar, se hundió por mirar las olas y la tempestad. Mateo 14:22-33.
Piense por un momento. ¿Qué le hizo Jesús para que lo dejara de lado?
Piense todo lo que Jesús sufrió; cosas mucho peores que las que a usted le tocó vivir; pero siguió hacia la meta: LA CRUZ. ¿Para qué? Para obsequiarle la salvación, para darle todo su amor, para perdonar sus pecados, para acompañarlo en todos los momentos de su vida, para darle la victoria.
¿Merece Jesús tal desagradecimiento de su parte? 
Quiero decirle que Jesús lo sigue amando, lo está esperando, para perdonarlo  y para amarlo como siempre.
Lejos de Dios, después de haber sido esa hermosa mariposa, que todos admiran por sus bellos colores; volveremos a convertirnos en esa desagradable oruga.
Las prioridades cambiarán; volverá aparecer el egoísmo, el rencor, las rencillas. 
La falta de interés hacia los que le aman de verdad, el abandono, el conformismo.
Sin Dios, somo eso. Ese perfume maravilloso del Espíritu Santo, que todos sentían a nuestro paso, ese brillo en el rostro, la paz en el corazón; sin Jesús desaparecen.
La Palabra de Dios dice: "Permaneced en mí, y yo en vosotros. Como el pámpano no puede llevar fruto por sí mismo, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí. Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer". 
Juan 15:4-5
Piénselo. ¿Es de su agrado pasar por las pruebas que la vida le presenta, solo?
Con Jesús en nuestro corazón y como prioridad en nuestra vida, todo es más fácil; porque a pesar de las pruebas, tenemos paz y gozo; porque confiamos en que Dios tiene el control de todo y nos va a dar la solución: Eso se llama FE.
Jesús está a una oración de distancia, ahora mismo, pídale perdón, entréguele nuevamente su corazón, Jesús lo ama tanto como una madre o un  padre que a pesar de los errores de sus hijos, los amará hasta el fin.
Disfrute del amor y del abrazo de Dios ahora mismo.

Dios le bendiga
Susana Goglián

"Supe que me amabas" 
Marcela Gandara 


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