Devocional Diario. Reflexiones para vos: "EL QUE NUNCA LO ABANDONA"

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La imagen dice:

Te sostendré y te guardaré
por siempre...
DIOS.

Cuando se acaba la capacidad de confiar y de amar; el Amor de Jesús permanece para siempre en cada corazón que lo ama a Él.

Cuando siente que solo lo tiene a Jesús; lo va a sentir más cerca que nunca, va a sentir su abrazo, su comprensión, su empatía y Jesús, le va a decir: Te entiendo, porque yo también lo pasé en la tierra.

Y como dice el texto de la imagen que le comparto hoy, con mucho Amor, Dios le dice: “Te sostendré y te guardaré por siempre...” Es una promesa de alguien que jamás le fallará. La muestra de eso, es que el Padre, no pensó en sí mismo cuando envió a Jesús a la tierra a morir por usted y por mí.

Si fuéramos nosotros en su lugar como padres, pensaríamos: Voy a sufrir, yo Amo a mi Hijo Único y lo estoy enviando a morir por todos los pecadores, para que reciban Salvación y Vida Eterna. Y mi Hijo Jesús también va a sufrir.

A cambio de eso; hizo a un lado su YO y pensó en nosotros, los pecadores y por medio de su sacrificio en la cruz del calvario, por esa generosidad del Padre y Su Amor sin límites, nos Salvó y nos dio Vida Eterna.

Hebreos 9:15, dice: "Por eso Cristo es mediador de un nuevo pacto, para que los llamados reciban la herencia eterna prometida, ahora que él ha muerto para liberarlos de los pecados cometidos bajo el primer pacto".

En la tierra cada uno piensa en sí mismo, vivimos en un mundo egoísta; muy pocos piensan en su prójimo; lo único importante en este mundo, es sobresalir, ganar, lucirse, prosperar y su propia salud. Sin dejar de mencionar la falsedad de las personas que dicen ser sus amigos, los que le sonríen y le hacen creer que lo quieren; pero en el momento de jugarse por usted o defenderlo; todos desaparecen. Cuídese, no confíe demasiado en nadie; para no ser luego decepcionado.

Proverbios 29:5-6; dice: "El que siempre alaba a su amigo, en realidad le está tendiendo una trampa. La trampa del malvado son sus propios pecados; pero el hombre honrado vive alegre y feliz".

Proverbios 29:11: "El necio da rienda suelta a sus impulsos, pero el sabio acaba por refrenarlos"

¡Qué importante es en la vida, orar para que Dios le dé sabiduría e inteligencia! Así como oró el rey Salomón; el autor de estos Proverbios y Dios se la dio; se convirtió en el rey más sabio de Israel. No era perfecto; pero fue humilde delante de Dios y dependió de Él.

La canción que le comparto hoy, es tan hermosa… lo va a alentar ya con su título: “Espera el tiempo de Dios”. Y la letra si presta atención, Dios la usará para hablarle hoy.

Los tiempos de Dios, no son iguales que los nuestros, que queremos todo YA.

Dios sabe lo que hace; quién ha conocido a Jesús, si ya le ha abierto su corazón invitándolo a entrar; cuando le pide perdón por sus pecados, Él lo perdona y lo lava con la Sangre que con tanto sufrimiento derramó en la cruz, con ese fin, perdonarlo, salvarlo y convertirlo en un “hijo de Dios”.

Algunas personas me contestan: Yo siempre fui un hijo de Dios; pero la Biblia, la Palabra de Dios, dice lo contrario; leamos Juan 1:12: "Pero a quienes lo recibieron y creyeron en él, (en Jesús) les concedió el privilegio de llegar a ser hijos de Dios". Dios Habla Hoy.

Así Jesús se convierte en su Buen Pastor, como dice en Juan 10:27-28: “Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen, y yo les doy vida eterna; y no perecerán jamás, ni nadie las arrebatará de mi mano”.

¿Desea ser una ovejita cuidada por Su Buen Pastor? Si no lo hizo, hoy ábrale su corazón e invítenlo a entrar. Más abajo encontrará un link, que lo llevará a una breve oración que le dejé, repítala conmigo y conviértase en un hijo de Dios.

Y si usted lo hizo hace muchos años, pídale al Espíritu Santo que avive el fuego de Dios en su corazón; para que resuciten sus sueños y logre sentirse Amado como lo es por Dios; no solo piense: Yo sé que Dios me Ama; necesita sentirlo en su corazón, porque si no lo siente en su ser; los problemas lo sobrepasarán y se convertirá en un cristiano amargado; sin mucha diferencia con los que son del mundo y no tienen todavía el privilegio de ser “hijos de Dios”.