"Sed sobrios, y velad; porque vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar; al cual resistid firmes en la fe..."
1 Pedro 5:8-9
Anoche, me sucedió algo que me asustó y me produjo una taquicardia muy fuerte. Muchos no me van a poder comprender, porque no le tienen rechazo, ni repulsión como yo; pero les voy a contar, porque a través de esta situación, Dios me mostró algo muy importante para que recordemos.
A las cuatro de la mañana salí a oscuras de mi habitación, dejé entre abierta la puerta y volví enseguida; me volví a acostar y comencé a escuchar ruidos, pensé que eran los vecinos; continuó por casi veinte minutos; comencé a orar porque estaba inquieta; continuaban los ruidos y después se comenzó a mover la cama; me asusté más todavía; no entendía lo que sucedía; pensé que había entrado alguien, se me aceleró muchísimo el corazón; cuando sentí un movimiento en la cama ya me incorporé y cuando iba a agarrar una almohada de cuerina que uso cuando oro; toque algo peludo y grité. ¡Era un gato! para algunos será hermoso, hasta lo hubieran acariciado; pero para mí era lo peor que podía tocar; fui corriendo a abrir las dos puertas que tiene mi habitación y le grité ¡Fuera! y salió corriendo.
Evidentemente aprovechó la oportunidad cuando dejé un momento la puerta abierta y entró.
Mientras temblaba y el corazón latía muy fuerte; sentí que Dios me mostraba que así pasa en nuestra vida; si dejamos una puerta abierta, aunque sea solo un poco; el enemigo de nuestras almas aprovecha, entra y destruye nuestras vidas, nos quita la paz y tiene autoridad para hacer lo que quiera con nosotros.
Tenemos que cuidar nuestro corazón; nuestras emociones; estar en alerta; porque si nosotros no cuidamos nuestro ser; nadie lo hará por nosotros.
Aprendí dos lecciones hoy; una es cerrar la puerta siempre, aunque salga solo por un momento y la segunda, que es la más importante; es cerrar toda puerta en mi vida; para que el enemigo no gane ventaja.
2 Corintios 2:11: "... para que Satanás no gane ventaja alguna sobre nosotros; pues no ignoramos sus maquinaciones".
Y la Palabra de Dios nos aconseja: "Sobre todas las cosas cuida tu corazón, porque este determina el rumbo de tu vida". Proverbios 4 :23.
Quiere decir que nuestro corazón es nuestra responsabilidad; si nuestro deseo es agradar a Dios; no podemos distraernos; porque Dios nos Ama Mucho; y eso genera en nosotros, tratar de no hacer nada que a nuestro Padre Celestial no le agrade.
No nos va a ocurrir nada que Dios no permita; si deseamos vivir para agradarle a Él.
CUIDE SU CORAZÓN
JESÚS LO AMA MUCHO
Dios lo bendiga
Susana Goglián
"DIOS HÁBLAME"
BARAK
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