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Es un pasaje muy conocido para muchos; está en la Biblia, la Palabra de Dios, en el capítulo 11 de Juan; pero es tan impactante, que por eso hoy deseo que lo leamos juntos. El título es: "Jesús, la resurrección y la vida".
Leamos y luego reflexionemos, comparándolo con nuestra propia vida.
En Juan 11:17-44, dice: "Al llegar, Jesús se encontró con que ya hacía cuatro días que Lázaro había sido sepultado. Betania se hallaba cerca de Jerusalén, a unos tres kilómetros… Cuando Marta supo que Jesús estaba llegando, salió a recibirlo; pero María se quedó en la casa. Marta le dijo a Jesús:
—Señor, si hubieras estado aquí, mi hermano no habría muerto. Pero yo sé que aun ahora Dios te dará todo lo que le pidas.
Jesús le contestó: —Tu hermano volverá a vivir.
Marta le dijo: —Sí, ya sé que volverá a vivir cuando los muertos resuciten, en el día último.
Jesús le dijo entonces: —Yo soy la resurrección y la vida. El que cree en mí, aunque muera, vivirá; y todo el que todavía está vivo y cree en mí, no morirá jamás. ¿Crees esto?
Ella le dijo: —Sí, Señor, yo creo que tú eres el Mesías, el Hijo de Dios, el que tenía que venir al mundo.
“Jesús llora junto al sepulcro de Lázaro”
Después de decir esto, Marta fue a llamar a su hermana María, y le dijo en secreto: —El Maestro está aquí y te llama.
Tan pronto como lo oyó, María se levantó y fue a ver a Jesús. Jesús no había entrado todavía en el pueblo; estaba en el lugar donde Marta se había encontrado con él--- Cuando María llegó a donde estaba Jesús, se puso de rodillas a sus pies, diciendo: —Señor, si hubieras estado aquí, mi hermano no habría muerto.
Jesús, al ver llorar a María y a los judíos que habían llegado con ella, se conmovió profundamente y se estremeció, y les preguntó:
—¿Dónde lo sepultaron? Le dijeron: —Ven a verlo, Señor.
Y Jesús lloró. Los judíos dijeron entonces: —¡Miren cuánto lo quería!
Pero algunos de ellos decían: —Éste, que dio la vista al ciego, ¿no podría haber hecho algo para que Lázaro no muriera?
“Resurrección de Lázaro”
Jesús, otra vez muy conmovido, se acercó a la tumba. Era una cueva, cuya entrada estaba tapada con una piedra. Jesús dijo: —Quiten la piedra.
Marta, la hermana del muerto, le dijo: —Señor, ya huele mal, porque hace cuatro días que murió.
Jesús le contestó: —¿No te dije que, si crees, verás la gloria de Dios?
Quitaron la piedra, y Jesús, mirando al cielo, dijo: —Padre, te doy gracias porque me has escuchado. Yo sé que siempre me escuchas, pero lo digo por el bien de esta gente que está aquí, para que crean que tú me has enviado.
Después de decir esto, gritó: —¡Lázaro, sal de ahí!
Y el que había estado muerto salió, con las manos y los pies atados con vendas y la cara envuelta en un lienzo. Jesús les dijo: —Desátenlo y déjenlo ir”.
Para los que no conocían esta historia, seguramente va a ser más impactante, por eso lo comparto. Volvemos a pensar en este versículo, donde Dios dice:
"«Yo soy el Señor, Dios de toda la humanidad. ¿Hay algo imposible para mí?" Jeremías 32:27. Sentimos el deseo de contestarle: No Señor, no hay nada imposible para Ti.
Si usted en este momento está pasando una prueba personal o familiar difícil; y cree que todo está perdido, que ya no hay esperanzas; por favor tenga en mente este pasaje que leímos, Lázaro no estaba grave; estaba muerto hacía cuatro días y Jesús tuvo el Poder necesario de levantarlo de la misma muerte.
Cuando uno lee la Biblia y tiene el conocimiento de que no es un libro de historia; sino que es “la Palabra de Dios escrita”; tiene dos caminos, leerla para adquirir conocimientos cristianos; o creer que Dios mismo inspiró a los que la escribieron, para dejarnos instrucciones precisas para saber cómo resolver todo en nuestra vida.
Nos muestra su Voluntad, en muchos casos y nos presenta hombres de fe, que creyeron y obedecieron su Voluntad, sin dudarlo ni un momento; por más difícil que fuera lo que iban a pasar. El ejemplo más claro es Jesucristo; quién sabiendo todo lo que iba a padecer en la cruz del calvario; igualmente se entregó por usted y por mí; para limpiarnos de todo pecado y toda maldad, con su Sangre Preciosa, la que derramó en la cruz; porque Su Padre lo envió, porque era el Único Santo, el Único que nunca había pecado; y ese era el requisito, para que su sacrificio fuera válido, para darnos Salvación y Vida Eterna.
Es similar a lo que se hacía en la antigüedad, cuando todavía Jesús no había venido a la tierra; para propiciación de sus pecados, tenían que presentar en sacrificio, a un cordero perfecto, sin ningún defecto; para que Dios recibiera ese sacrificio y los perdonara.
Pero ¿Dónde podía encontrar Dios en la tierra, a un hombre perfecto que nunca hubiera pecado, para que muriera en nuestro lugar y Él pudiera perdonarnos? Buscó, pero no encontró ni a uno solo que nunca hubiera pecado; entonces, decidió venir a la tierra Dios mismo, en la Persona de Jesucristo; naciendo de una virgen que Él escogió, María.
Pero lo importante en el devocional de hoy para su vida, es que por más dura y difícil que sea la prueba que esté pasando hoy; imite la actitud de Jesús; a mí me impacta; la confianza en Su Padre Celestial llegó al punto de orar para que un muerto saliera de su tumba con vida y lo que más me impacta y me enseña es que Jesús le agradeció a Dios luego de orar, antes de que sucediera el milagro; solo por su fe en el Padre. Volvamos a leer ese versículo, dice así Jesús: “Quitaron la piedra, y Jesús, mirando al cielo, dijo: —Padre, te doy gracias porque me has escuchado. Yo sé que siempre me escuchas, pero lo digo por el bien de esta gente que está aquí, para que crean que tú me has enviado. Después de decir esto, gritó: —¡Lázaro, sal de ahí!”
¿Qué le parece? Esa fe busca Dios; Jesús podría haber pensado: ¿Cómo le voy a decir: “Lázaro ven fuera”? ¿Y si no resucita? acá está lleno de gente ¿Cómo quedaría yo si no sucede el milagro?
Pero no, Jesús le dijo lo que Dios quiere que usted le diga de corazón cuando ora por algún ser querido o por usted mismo: “—Padre, te doy gracias porque me has escuchado. Yo sé que siempre me escuchas”.
Yo recuerdo hace treinta años; estaba con un problema de vivienda; estaba viviendo en un departamento propio con mi hijo y necesitaba resolver una situación difícil; recuerdo que oraba y tenía paz en mi corazón. Mi hijo que era chico me decía al verme así: Mamá ¿No te das cuenta de lo que va a pasar? Y yo le contesté muy segura: Estoy orando y aunque viniera Jesús mismo en persona enfrente mío y me dijera: Susana esta vez no te voy a ayudar, no le creería. Dios es fiel.
Y sucedió, nos ayudó y de alguna manera solucionó el problema.
Sépalo, Dios nunca falla; pero sí debe saber qué hace las cosas a Su Manera, no como usted le quiera enseñar que lo haga, porque Él es Dios, no usted.
Debe creer en Él y confiar firmemente en que Dios sabe lo que hace y sería maravilloso que se acostumbre a orar y luego agradecerle, sin haber visto todavía su respuesta. Imagínese… Dios lo Ama Tanto, qué pensará ¿Cómo le puedo fallar, si me está agradeciendo sin ver todavía lo que voy a hacer?
No tema; como dice en Marcos 5:36: "No temas, cree solamente".
¿Se anima a permitir con la ayuda del Espíritu Santo de Dios, que su fe en Dios sea inquebrantable e incondicional? Para que a pesar de que todo le demuestre lo contrario, usted diga: Padre yo sé que siempre me escuchas, Gracias.
DIOS ES EL ÚNICO EN TODO EL UNIVERSO
QUE JAMÁS LO ABANDONARÁ.
PORQUE LO AMA MUCHO.
"Llegaré entonces a tu altar, oh Dios,
y allí te alabaré al son del arpa,
pues tú, mi Dios, llenas mi vida de alegría.
¿Por qué voy a desanimarme?
¿Por qué voy a estar preocupado?
Mi esperanza he puesto en Dios,
a quien todavía seguiré alabando.
¡Él es mi Dios y Salvador!
Salmos 43:4-5