Sé muy bien que estos días estoy siendo reiterativa, pero usted entenderá que cada uno desea compartir las cosas buenas; lo que está viviendo necesita contarlo, para que los que deseen hacerlo propio, puedan disfrutar de la maravilla que es la Presencia del Espíritu Santo en nuestro ser.
Por eso la reflexión de hoy se titula: Una nueva invitación a nadar en sus Ríos.
Para ser clara hoy, le vuelvo a compartir el pasaje de ayer, cuando Jesús invitó a creer en Él, para poder recibir en su ser, Ríos de agua de vida.
Esta en Juan 7:37-38, tiene como título: Ríos de agua viva y dice:
"En el último y gran día de la fiesta, Jesús se puso en pie y alzó la voz, diciendo: Si alguno tiene sed, venga a mí y beba. El que cree en mí, como dice la Escritura, de su interior correrán ríos de agua viva" Juan 7:37-38
¿Qué siente cuando mira la imagen de hoy? Imagínese en un día de mucho calor; caminando sin encontrar agua y con mucha sed. Y de pronto ve en vivo y en directo esa imagen maravillosa. ¿Qué le generaría a usted cuando se va acercando al lugar?
Yo creo que una gran urgencia de llegar a ese lugar, donde es todo frescura, donde además de bañarse y refrescarse, podría saciar su sed.
Muchas veces la sed interior, es mucho más urgente de saciar, que la sed física.
¿Sabe que Jesús espera que cada día nos acerquemos a orar con esa sed, con esa expectativa de ser lleno de su Presencia?
Insisto con este tema durante varios días; porque sé que muchas personas, oran cada día, para liberarse de la culpa que le genera el tener que orar y no hacerlo.
Esa oración es vacía, ni le da a Jesús lo que Él espera de cada uno de nosotros, ni recibe todo lo que el Espíritu Santo tiene para darle; esa llenura que lo desbordaría, que lo llenaría de paz, de Amor y felicidad; esa felicidad que nadie más podría darle.
Quiere decir que la actitud distante hacia Jesús, perjudica a la persona, porque se pierde los Ríos de agua viva.
Hay otra historia que puede motivarlo a desear de esa agua; está en Juan 4:9-12.
Jesús descansa junto al pozo mientras sus discípulos se van a la ciudad a comprar comida. Entonces, llega una mujer samaritana para sacar agua, y él le dice: “Dame de beber” (Juan 4:7).
Debido a prejuicios muy arraigados, los judíos no tienen trato con los samaritanos. Así que la mujer, sorprendida, le pregunta: “¿Cómo es que tú, que eres judío, me pides agua a mí, que soy samaritana?”. Jesús le responde: “Si supieras del regalo de Dios y supieras quién es el que te está diciendo ‘Dame de beber’, tú le habrías pedido agua a él, y él te habría dado agua viva”.
Luego el Señor le explica: “Todo el que beba de esta agua volverá a tener sed —le dice Jesús—. El que beba del agua que yo le daré nunca más tendrá sed. Más bien, el agua que yo le daré se convertirá dentro de él en un manantial que brotará para dar vida eterna” (Juan 4:13, 14)
Cuando leo lo que Jesús le dice; me da desesperación por recibir ese manantial en mi ser.
El Espíritu Santo es el que despierta sed de Él en nuestro interior; lea lo siguiente: Al oír estas palabras, la mujer le dice: “Dame de esa agua, Señor, para que no vuelva a tener sed ni tenga que estar viniendo a este lugar a sacar agua”.
¿Quién puede rechazar semejante oferta? Pero si usted no tiene sed; todo será inútil; como si en un lugar donde hay sequía durante muchos días; de pronto alguien va a llevarles abundante agua, pero por desconfianza dejaran correr esa agua y siguieran viviendo en la sequía.
¿Qué pensaría usted de esa actitud? Pero quiero decirle que muchas veces actuamos de esa manera; preferimos decir oraciones aprendidas de memoria; terminar e irnos, sin recibir nada de Dios.
Realmente oro para despertar en usted, el anhelo de beber de los Ríos de agua viva, que el Espíritu Santo ya tiene preparado para usted; solo espera que se los pida, que sienta sed de su Presencia.
Cuando llega el día de congregarse, si para usted es solo una obligación para cumplir; si está en la iglesia y se pone a charlar con la persona que tiene a su lado; mientras se está adorando a Jesús; quiero decirle que usted está en piloto automático; no sale de su corazón ardientemente expresarle su amor al Señor.
No se distraiga, se está perdiendo ese ida y vuelta; usted lo adora con cada fibra de su ser; mientras el Espíritu Santo, comienza a llevarse todas las cargas con las que ha llegado; comienza a sanar sus dolencias; le habla; pero si está distraído; se pierde la gran oportunidad de que Jesús lo abrace mientras usted le adora de corazón.
¿Pude despertar aunque sea un poco el deseo de vivir la plenitud de la presencia de Dios? Oro para que así sea; no se convierta en un autómata, porque el que se lo pierde es usted.
Pídale ahora mismo al Espíritu Santo que despierte su espíritu, para entrelazarse con Él y pueda anhelar recibir todo lo que Jesús ya ha planeado darle ahora mismo. Sólo pídaselo y recíbalo.
Cierre sus ojos luego de darle play a esta canción y comience a recibir la Presencia del Espíritu Santo en su ser y lazos de amor le rodearán ahora mismo.
Dios le bendiga
Susana Goglián
"Amamos Tu Presencia"
Miel San Marcos Feat. Marcos Brunet
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ES DE MUCHA BENDICIÓN PARA MÍ LEER SUS MENSAJES. BENDICIONES. Osana Goglián