Con el Domingo de Ramos se inició la Semana Santa y en este día se recuerda la entrada triunfal de Jesús a Jerusalén, aclamado por la multitud, días antes de su pasión, muerte y resurrección.
La Biblia, en Mateo 21:1-5 nos dice: "Cuando se acercaron a Jerusalén, y vinieron a Betfagé, al monte de los Olivos, Jesús envió dos discípulos, diciéndoles: Id a la aldea que está enfrente de vosotros, y luego hallaréis una asna atada, y un pollino con ella; desatadla, y traédmelos. Y si alguien os dijere algo, decid: El Señor los necesita; y luego los enviará.
Todo esto aconteció para que se cumpliese lo dicho por el profeta, cuando dijo:
Decid a la hija de Sion: He aquí, tu Rey viene a ti, Manso, y sentado sobre una asna, sobre un pollino, hijo de animal de carga.
Y los discípulos fueron, e hicieron como Jesús les mandó; trajeron el asna y el pollino, y pusieron sobre ellos sus mantos; y él se sentó encima. Y la multitud, que era muy numerosa, tendía sus mantos en el camino; y otros cortaban ramas de los árboles, y las tendían en el camino.
Y la gente que iba delante y la que iba detrás aclamaba, diciendo: !!Hosanna al Hijo de David! !!Bendito el que viene en el nombre del Señor! !!Hosanna en las alturas!"
Muchos conmemoran el domingo de Ramos, solamente como una tradición, yendo a buscar ramitas de olivo a la iglesia, pero ese día es mucho más significativo que solo ese acto religioso.
Jesús, sabiendo que iban a asesinarlo, decidió entrar a Jerusalén, para cumplir su misión en la tierra. Contrariamente al hombre natural, quién sabiendo que lo buscaban y que su vida corría peligro, hubieran ido para el lado contrario, como usted y como yo. Pero Jesús tenía muy claro que si Él no daba su vida por nosotros, no teníamos esperanzas, nuestro fin sería, merecidamente por nuestros pecados, la muerte eterna.
Pero el Padre lo envió a morir por cada uno de nosotros, los que creemos en Jesús y los que no.
Me impactó el texto de una imagen, que hace un tiempo les compartí, decía:
Jesús murió por nosotros, sabiendo que muchos no iban a creer en Él, ni iban a seguirle.
¡Qué amor tremendamente incondicional! ¿Alguien más lo ama así, sabiendo que usted nunca va a amarlo ¿Entregaría la vida por usted? Usted mismo ¿Lo haría por alguien?
El Amor de Dios no se puede comparar con nada; es perfecto e incondicional, más allá de lo que usted haga o decida, simplemente: LO AMA.
En esta Semana Santa que comenzó el domingo de Ramos, medite en esto.
"Jesús se entregó en esa cruz por mí, porque me ama. Resucitó, está a la diestra del Padre y envió al Espíritu Santo, a habitar conmigo, defenderme y un día volverá por mí, para estar a su lado siempre, junto a todos los que creyeron en su sacrificio en la cruz.
Deseo de todo corazón que comience a disfrutar del Amor y el cuidado de Dios hacia su vida.
JESÚS: SE ENTREGÓ, MURIÓ Y RESUCITÓ POR USTED.
¿Va a comenzar a valorar ese sacrificio y muestra de amor hacia usted?
Dios lo bendiga
Susana Goglián
"Cara a cara"
Marcos Vidal
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ES DE MUCHA BENDICIÓN PARA MÍ LEER SUS MENSAJES. BENDICIONES. Osana Goglián