sábado, 19 de noviembre de 2016

"DELANTE SUYO HAY UNA PUERTA ABIERTA"


Cierto día llegué al lugar donde me reunía todas las semanas y acostumbro encontrar la puerta abierta, pero esta vez, estaba cerrada.
Una puerta que a mi entender, se abría solamente del lado de adentro, de manera que comencé a golpear, pero nadie me abrió.
Eso me hacía perder tiempo, ya que tenía una reunión a esa hora. Insistí dos veces más y como no recibía respuesta, intenté abrirla, para mi sorpresa el picaporte giró y la puerta se abrió.
Por causa de esto, pensé en cuantos momentos de la vida, nuestros pre conceptos nos hacen perder oportunidades. Claro, porque cuando creemos que no tenemos chance de lograr algo, ni siquiera intentamos conseguirlo.
Piense entonces, cuántas oportunidades perdemos, por no intentar ni siquiera comprobar si hay posibilidades o no.
Una de las causas, puede ser quizás el prejuicio de la edad, pensar que uno es demasiado joven o demasiado viejo.
Cuando por el contrario usted puede conseguir todo lo que se proponga en la vida. Con perseverancia y con la guía de Dios, sabrá si realmente le conviene eso que quiere lograr; si es voluntad de Dios para su vida, usted lo obtendrá, con trabajo, con oración, y sobre todo con entusiasmo. Nunca pierda el entusiasmo.
Porque la palabra: “entusiasmo”, viene del griego: “ENTEOS” que significa Dios en nosotros. 
La Palabra de Dios dice: “En Dios haremos proezas”, “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece”- “Si Dios conmigo ¿quién contra mí? “Mira que te mando que te esfuerces y que seas muy valiente, no temas ni desmayes, porque yo, tu Dios, estaré contigo donde quiera que vayas”,“Para Dios no hay nada imposible”.
¿Se da cuenta? No debemos ni siquiera dudarlo, porque si Dios está con nosotros, podemos lograr cualquier cosa que nos propongamos en la vida.
Debido a mi cambio de actitud,  tuve una mirada diferente frente a las circunstancias. Observé que cuando me tocó invitar a personas para diferentes eventos, a un encuentro, o a reuniones de diferente índole, cuando una persona realmente desea ir a un sitio, lo logra. Todo lo demás son pretextos, no digo que no sea legítimo lo que dice la persona, sino que son excusas que justifican el no asistir a un lugar, que en realidad, no desea o no le atrae demasiado.
Pude comprobarlo, al invitar a una persona a una reunión, en un horario que era totalmente imposible que pudiera asistir por su trabajo, pero para mi sorpresa ella asistió; realmente no sé como hizo, pero allí estaba Olga en esa reunión que le pareció interesante, porque era un curso, para una nueva tarea.
En otra ocasión, pude apreciar el esfuerzo que hizo Mónica, una chica que vive en El Tigre, para concurrir a un retiro de fin de semana.
El punto de partida era en el barrio porteño de Parque Chacabuco, para tomar el micro que la llevaría hasta González Catán; toda una travesía, si usted vive en Buenos Aires lo entiende. ¿Qué motivó a Mónica a esforzarse tanto? Fue la convicción que ella tenía, estaba segura que le convenía ir a ese fin de semana especial, porque lo necesitaba, lo anhelaba.
¿No le parece que hubiera sido justificable si ella hubiera dicho, no puedo ir porque vivo muy lejos? Claro que sí, pero ella deseaba ir y nada ni nadie la hubiera podido detener.
Ella tomó el picaporte, lo giró, abrió la puerta, entró, y recibió toda la bendición que Dios tenía preparada para ella.
Por eso, luego de comprobar varios casos, ya no acepto un “no puede” o un “no puedo” espontáneo por respuesta, sin que antes la persona por lo menos lo intente.
Estoy convencida de que todos podemos acomodar las cosas para lograr ir, a donde de verdad queremos ir.
Dígale a una chica enamorada, que no puede ir a encontrarse con su novio, si antes no estudia, estoy segura que ella va estudiar con tanto esmero, hasta demostrar que sabe toda la lección, para poder ir a ver a su amado. No me la imagino llamando a su novio diciéndole: “No puedo ir porque tengo que estudiar”.
Entonces ¡No hay edad, no hay situación económica, no hay enfermedad, que pueda detenernos para lograr lo que anhelamos!
Cuando tenía once años, caí en cama enferma, era una tarde de domingo, en el cual iba a ir con mi profesora de acordeón a piano y mis compañeros a tocar en una confitería en la que había diferentes shows. Pero allí estaba yo, en cama; pero tenía tantos deseos de ir que me desesperé.
Cuando fue a visitarme una compañera, me puse a llorar con tanta angustia por no poder ir a tocar, que mi mamá sorprendida me dijo: “¿Pero que te pasa? No vas porque te sentís mal, no porque yo no te deje”.
Pero yo no podía dejar de llorar, así que mi mamá me dijo que si me animaba a levantarme me llevaba.
No puedo explicarle la alegría que sentí, me levanté y fui, a pesar de que me sentía mal y pudimos tocar el acordeón a piano todos juntos.
Si realmente deseamos algo, lo logramos, no hay excusa que valga.
Todas las puertas que están delante de usted, se pueden abrir  si lo intenta y lo desea de verdad.
Piense en esos sueños que quedaron truncos, por diferentes motivos o por causa de otras personas. Sueñe, ore, y actúe. Dios está con usted. 
La puerta que usted tiene delante se abrirá, avance en el nombre de Jesús.
Dice en Apocalipsis 3:8: "Yo conozco tus obras; he aquí, he puesto delante de ti una puerta abierta, la cual nadie puede cerrar; porque aunque tienes poca fuerza, has guardado mi palabra, y no has negado mi nombre".

PARA EL QUE CREE, TODO LE ES POSIBLE, DIJO JESÚS. 

Me siento obligada a preguntarle: ¿Usted quiere? 
Entonces adelante en el nombre de Jesús

Dios le bendiga
Susana Goglián
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