La imagen de hoy dice: SI TE DESCONECTAS DE DIOS,
TE CONECTAS CON LOS PROBLEMAS
Mateo 17:20 en la Biblia dice: "Y El (Jesús) les dijo: Por vuestra poca fe; porque en verdad os digo que si tenéis fe como un grano de mostaza, diréis a este monte: “Pásate de aquí allá”, y se pasará; y nada os será imposible".
Esta imagen nos muestra el tamaño de un grano de mostaza, para que tenga una idea
Es muy pequeñita la semilla de mostaza, aquí Jesús nos dice que teniendo esa medida de fe, nos alcanzaría para mover todas las montañas que la vida nos pone frente a nosotros. Llámese: enfermedad, falta de dinero, problemas familiares, soledad, depresión... etc... Si usted piensa en este momento: Yo no tengo fe, la Biblia también tiene una respuesta para usted, en Romanos 12:3: "Digo, pues, por la gracia que me es dada, a cada cual que está entre vosotros, que no tenga más alto concepto de sí que el que debe tener, sino que piense de sí con cordura, conforme a la medida de fe que Dios repartió a cada uno".
O sea que nadie puede decir que no tiene fe, Dios repartió a todos por igual esa medida de fe, el secreto es ejercitarla. ¿Cómo se ejercita? En medio de los problemas, creyendo lo que Dios le promete y no lo que dicen las circunstancias.
Me dio mucha pena y a la vez me inquietó, el comentario de una persona creyente que fue probada por mucho tiempo, pasó años de mucha escasez, falta de vivienda, hasta por momentos el alimento escaseó. Hace pocos días recibió una bendición, en realidad un milagro, Dios le dio un trabajo, que a la vez es su vivienda, le cubre también el alimento ese trabajo; realmente fue una noticia de mucha alegría.
Pero un comentario inquietante de otra persona, quiso robarle esta actitud de regocijo y agradecimiento, comenzó a sentir temor, porque sacó sus ojos de Jesús.
¿Por qué nos costará tanto confiar? ¿Por qué el temor se apodera rápidamente, ante cualquier comentario, llamado telefónico, una carta, una respuesta de otra persona?
El secreto es la conexión correcta con Jesús; si nos mantenemos en comunión con Dios, perseveramos en la oración; nada debe hacernos perder la paz.
Como dice la imagen de hoy: desconectarnos de Dios, nos conecta a los problemas.
Cada hijo de Dios tiene que hacerse cargo de lo que le corresponde; usted puede pedir oración a toda la congregación de su iglesia, pero si usted no busca a Jesús, cada día en forma personal, esa conexión se corta.
Si le sucedió, llame al soporte técnico... el Espíritu Santo acudirá a socorrerlo, a volverlo en sí, a recordarle que los ojos tienen que estar puestos en Jesús; el autor y el consumador de la fe... en nada, ni en nadie más. Jesús nunca le va a fallar, descartemos el temor de una vez y para siempre.
Pienso que la incredulidad de sus hijos, ofende a Dios, porque Él todo lo puede y si sus hijos lo conocen realmente; el Señor dirá: ¿Por qué teme? ¿Por qué no confía en mí? ¿No lo saqué de situaciones peores?
Pienso que la incredulidad de sus hijos, ofende a Dios, porque Él todo lo puede y si sus hijos lo conocen realmente; el Señor dirá: ¿Por qué teme? ¿Por qué no confía en mí? ¿No lo saqué de situaciones peores?
Así ocurrió con el pueblo de Israel, cuando Dios los libertó a través de Moisés, abriendo el Mar Rojo en dos partes, haciéndolos pasar por tierra seca en medio del mar. ¡Un verdadero milagro! Pero en cuanto cruzaron, comenzaron a quejarse porque no les parecía suficiente lo que tenían, mostrando un corazón desagradecido.
Escuché un testimonio de una mujer que estaba pasando una prueba. Perdió la llave de su casa, con uno de sus hijos adentro; la buscó por todas partes en la calle con su otro hijo, sin poder encontrarla; de pronto vio una ferretería, pero estaba cerrada porque era muy temprano en la mañana; mientras miraba el local, apareció un anciano en la oscuridad del local, abrió la puerta y salió; le preguntó que necesitaba; la mujer le contó desesperada lo que sucedía y el hombre se ofreció a acompañarla a su casa para ayudarla con una sierra a abrir la cadena del candado; así lo hizo, aún sabiendo que no tenía dinero para pagarle. La mujer le agradeció y le preguntó su nombre, el anciano miró hacia abajo y como sonriendo le contestó: "Ángel", ella le preguntó si trabajaba en la ferretería y el hombre le dijo que no, que el dueño no había llegado y se fue. Ella me decía no lo voy a ver más, no trabaja ahí.
Es muy emocionante, Dios le envió un ángel para ayudarla, Gloria a Dios.
Recapacitemos, dejemos atrás el temor, la duda y el pánico; Dios tiene todo lo necesario para resolver sus problemas; para el Señor no hay nada imposible, no tema.
Ore y confíe... crea.
Jesús le ama.
Viva con la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento en su corazón. Filipenses 4:6-7
Dios los bendiga
Susana Goglián
"MI TRABAJO ES CREER"
Marcos Yaroide
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