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sábado, 10 de febrero de 2018

"TENGO UNA PROFUNDA SED"

La imagen de hoy dice:
De su interior correrán ríos de agua viva.
El pozo de Jacob

¿Le ocurrió alguna vez, tomar agua y seguir teniendo sed, volver a beber y seguir con sed? ¿O mirar el mar,  las cataratas o ríos; aunque sea por TV y necesitar ver  cada vez más  imágenes de agua?
A mi me está ocurriendo eso, tengo una profunda necesidad de ver agua. Cada día miro un canal de cable que se llama Encuentro;  todo el día  muestran hermosos videos, con las bellezas que Dios creó; es maravilloso contemplar los ríos; el mar, cascadas hermosas en diferentes países; mientras tengo la televisión en silencio y miro las imágenes que me hacen sentir tanta paz, escucho hermosas canciones de adoración para Jesús. 
Pensaba entonces, en la gran sed del ser humano que busca saciar su sed con tantas cosas; pero cuanto más consumen o frecuentan, más sed interior tienen. 
El agua es uno de los símbolos del Espíritu Santo en la Biblia, por ejemplo dice: "El que cree en mí, como ha dicho la Escritura: ``De lo más profundo de su ser brotarán ríos de agua viva." Juan 7:38. Es el Espíritu Santo el que permite que en nuestro ser broten ríos de agua viva. 
Como vemos en la imagen de hoy, la mujer Samaritana  que encontró a Jesús junto al pozo de Jacob; era una mujer con una gran sed interior y Jesús lo sabía.
En Juan 4:13-14 dice: "Respondió Jesús y le dijo: Cualquiera que bebiere de esta agua, volverá a tener sed; mas el que bebiere del agua que yo le daré, no tendrá sed jamás; sino que el agua que yo le daré será en él una fuente de agua que salte para vida eterna".
Aunque ella no entendió  al principio que Jesús le hablaba de otra agua que no era la del pozo, inmediatamente se mostró interesada.
En Juan 4:15 le contestó: "La mujer le dijo: Señor, dame esa agua, para que no tenga yo sed, ni venga aquí a sacarla".
A lo largo de la vida, hemos vivido con una gran sed interior; antes de conocer a Jesús, aunque lo intentamos, no logramos saciar nuestra sed, porque fuera lo que fuere lo que creíamos encontrar; no lograba llenar esa sed insaciable que todo ser humano tiene en su interior.
Si usted siente que no logra calmar su sed, aunque busque y se desespere por saciarla; llegó el momento de acercarse a Jesús, como esa mujer junto al pozo de agua. Cuando entendió que era Jesús el único que por medio de su Espíritu Santo podía saciarla; corrió a decirle a todas las personas que conocía, que había encontrado como se puede saciar esa sed y muchos la siguieron. 
Jesús espera su decisión; acérquese a Él y dígale solamente: Jesús tengo sed; sacia con tu presencia mi interior, te entrego mi vida; te pido perdón por haber vivido dándote la espalda; hoy te abro mi corazón, te pido perdón por todos esos errores que cometí en la vida, que me dejaron solamente una gran tristeza interior, ahora entiendo que tu los llamas pecados. Perdóname, me vuelvo a ti con todo mi corazón y prometo seguirte todos los días de mi vida, anota mi nombre en el libro de la vida. Gracias Jesús, por morir por mi en la cruz del calvario, para darme salvación. Amén.
Si hizo esta oración, lo bendigo en el nombre de Jesús y me encantaría saber si su ser comienza a llenarse de la presencia del Espíritu Santo cada día; porque si es constante en buscar a Jesús, así será.

Dios le bendiga
Susana Goglián


"DAME DE BEBER"
Marco Barrientos


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