Me encontraba realizando las
tareas del hogar y en un momento noté, que
trataba de barrer mientras tenía un objeto en la mano que me
molestaba. Entonces reflexioné acerca de las veces que
llevamos sobre nosotros, cargas molestas que podríamos
evitar y no lo hacemos.
Para ser más clara,
imagínese por un momento este cuadro: Usted saliendo del
supermercado con cinco bolsas llenas en sus manos. Por causa del
peso, camina inclinada hacia adelante y la molestia por el
exceso de peso, se refleja en su
rostro.
De pronto, se encuentra con
su esposo, que rápidamente se ofrece a ayudarla. Le
entrega las bolsas, pero usted sigue caminando como si las
llevara usted todavía. Continúa con la misma expresión de cansancio
en su rostro, en lugar de permitir que en sus labios
se dibuje una sonrisa, por el alivio que significa que otro lleve
el peso en su lugar.
Cuando atravesamos problemas
o dificultades en nuestra vida, Jesús se ofrece a
llevar nuestras cargas y darnos descanso. (Mateo 11:28) Y
muchas veces aceptamos esa invitación, comenzamos a
orar con lágrimas en nuestros ojos y le decimos a Jesús que nos
ayude con nuestro problema.
La Biblia dice que todo lo
que le pedimos a Dios, en el nombre de Jesús, Él lo hace.
Esto lo sabemos, pero después de orar, muchas veces
seguimos como en el ejemplo anterior, con la misma expresión de
tristeza en nuestro rostro, caminando inclinados hacia
adelante, nos quejamos, tenemos miedo, porque
todavía estamos llevando nosotros la carga.
Eso es incredulidad, en
realidad cuando uno ora con la convicción de que Dios puede
ayudarle, entonces: ¿Por qué seguir preocupados? El Señor
ya está llevando la carga. Él es nuestro Dios, del cuál
dice la Biblia, que para Él, no hay
nada imposible. ¿Realmente
usted cree que teniendo la posibilidad de ayudarlo,
Dios que es amor, que dio a su propio Hijo, para morir en
la cruz para salvarlo, va a permanecer insensible a su
oración?
Si piensa así, realmente no
conoce a Dios. Él nos ama y a la vez es Todopoderoso ¿Por qué
razón podría no ayudarle? Hay una frase popular que
dice:
“Si tu problema tiene
solución ¿Por qué preocupás? Y si no tiene solución ¿Para qué te
preocupás?”
Yo cambiaría esa frase por
la siguiente: “Si le entregaste tuproblema a Dios ¿Por qué te
preocupás?
Yo creo firmemente que
estamos ofendiendo a Jesús al comprobar que un hijo suyo,
ora con todas sus fuerzas y luego sigue triste o
preocupado, como si no hubiera orado, llevando todavía él mismo la
carga que Jesús quiere llevar.
La Palabra de Dios dice: “Pero pedid con fe, no
dudando nada...” En Santiago
capítulo 1. Dios no
permitirá que sean avergonzados los que en él confían.
Mi consejo es el siguiente:
Ore, clame, llore si es necesario delante de Dios y luego
sonría, camine derecho, porque su problema, ya no es suyo,
ahora es de Dios. Y para Él no hay nada imposible.
Ahora solo ocúpese en
confiar y esperar en Él. “Cree solamente...” (dice la
Biblia)
Dios quiere llevarse todas
sus cargas. Pero solo puede hacerlo si usted se las
entrega, suéltelas en sus manos.
Dios le bendiga
Susana Goglián