La imagen de hoy dice: A veces volteo al cielo, sonrío y digo:
"Yo sé que fuiste Tú"
¡Gracias Dios!
"La vida es una lucha" ¿Cuántas veces lo dijimos o lo escuchamos decir? Es cierto, las cosas cuestan, no todo se consigue fácilmente pero también, lo que cuesta es lo que más se valora. Lo que llega sin esfuerzo a nuestra vida, no suele tener mucho valor para nosotros.
Si bien cada día de nuestra vida es una lucha para conseguir algo, ya sea en el trabajo, o para ayudar a nuestra familia, o en lo ministerial, también tenemos que reconocer que por medio de la oración, vivimos de victoria en victoria.
Oramos, clamamos a Dios y Él siempre responde, la lucha es la que nos entrena para la vida, nos hace más fuertes y esforzados. Al final de todo, tenemos que reconocer que tuvimos la victoria por medio de Jesucristo que nos ayuda.
Dios siempre escucha nuestras oraciones, por eso lo amamos, porque es nuestro mejor Amigo, siempre fiel. Realmente es el único que siempre tiene tiempo para nosotros.
Que tranquilidad nos da cuando nos calmamos y descubrimos que una vez más Dios nos escuchó y nos respondió y nos rescató de nuestra angustia.
No estamos solos, la llave que es la oración, abre todas las puertas que hay delante de nosotros.
Si nos rendimos a Él, no hay nada que temer, estamos con el Vencedor siempre, por eso sabemos de antemano el final de la película de nuestras situaciones, porque si nuestra circunstancia difícil se la entregamos a Dios de corazón, confiadamente, es imposible que nuestro amado Señor nos falle o nos abandone.
¡Qué Dios hermoso tenemos! Pueden desilusionarnos todos alrededor, pero Jesús nunca nos decepcionará.
Luego de cada lucha en oración por algún problema, cuando llega la solución siempre a tiempo, como suele hacer el Señor, acostumbro a decirle con todo el gozo de mi corazón y total admiración por su poder: "Señor, lo hiciste de nuevo, gracias"
La Palabra de Dios en Filipenses 4:6-7 dice así: "Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús"
Jesús le ama, no lo ignore, no se distraiga entristeciéndose por su problema, lo primero que tiene que hacer es orar, clamar y luego esperar que Dios se glorifique.
Si reconoce cuánto le ama Dios, no puede dudar que el final va a ser lo mejor para usted.
Por eso ahora le cantamos con todo el corazón:
"YO ME RINDO A ÉL"
"CUÁN GRANDE ES ÉL"
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