La imagen de hoy dice: Dios conoces mis sentimientos y mi corazón
por eso solo en tus manos dejo mi futuro y mi felicidad
¡Ser feliz! El deseo de todo ser humano... Tantos sueños y anhelos persiguiendo la felicidad... ¿Por qué será tan difícil conseguirla?
¿Cuál será el secreto para alcanzarla? ¿Se logrará con una profesión? ¿En una persona? ¿En el dinero? ¿Existirá la felicidad completa en todos los días de la vida? ¿Alguien lo habrá logrado?
Como dice la imagen que les comparto hoy, el único que conoce nuestros sentimientos y nuestro corazón, es Dios. ¿En que otras manos podremos dejar nuestro futuro y nuestra felicidad?
Pareciera que todo tiene fecha de vencimiento en la vida, lo que creemos que será para siempre, de pronto se termina y volvemos a sentir ese vacío interior imposible de llenar.
El hombre busca desesperadamente llenar el vacío interior, pero busca en lugares equivocados. Cada vez es más difícil encontrar personas sinceras, respetuosas; cada cuál busca su propio bien, llegamos a pensar en la actualidad que a nadie le importa lo que le ocurre a su prójimo mientras ellos estén bien.
Ningún hombre podría haberse puesto en nuestro lugar, conociendo nuestros pecados y nuestra indiferencia, entregando su vida en nuestro lugar.
La salvación que Jesús nos dio sin que lo mereciéramos, es una muestra de amor inigualable. Cuántas veces escuchamos la frase: "no se lo merece" cuando hablan de alguna persona desagradecida, sin embargo a Jesús no le importó nuestra condición, murió en la cruz para llevarse ahí todos nuestros pecados; a nosotros nos dejó la parte más fácil: solamente abrirle nuestro corazón para que Él habite ahí.
Solo por amor hizo ese sacrificio inmerecido, siendo Santo, murió por los injustos.
Dios entrego a su Hijo Jesucristo, para que todo aquel que en el crea, no se pierda y tenga vida eterna. Juan 3:15
Mediante nuestro arrepentimiento, cuando le pedimos perdón por nuestros pecados y lo recibimos en nuestro corazón y lo proclamamos Señor de nuestras vidas, esos vacíos son ocupados por Jesús y nuestro ser recibe la plenitud y la felicidad tan buscada.
Jesús nos completa y se convierte en nuestro verdadero amor.
No busque más. Jesús le ama y desea que usted sea feliz, Él se puso en su lugar para que lo logre. Ahora depende de su decisión, Jesús le espera.
Dios le bendiga
Susana Goglián
"Tu me haces tan feliz" Marcos Witt
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