Vivimos mientras pasan los años, pensando en lo que necesitan los que están a nuestro alrededor, hasta escuchamos sus opiniones como si fueran la única verdad, como si no pudiera haber otra óptica sobre las cosas.
Creemos que los únicos que se equivocan, somos nosotros, que los demás son más seguros, más fuertes, más inteligentes o más razonables.
¿Alguna vez le pasó alguna de estas cosas?
Llegó el momento de detenernos y pensar: ¿Y yo que quiero? ¿Cuál es mi sueño? ¿Qué me gustaría hacer a mí?
Recordemos que la Biblia dice en Marcos 12:31: "Ama a tu prójimo como a ti mismo" No nos está diciendo: ama a tu prójimo más que a ti mismo. Es un gran error creer que nosotros no importamos.
A algunas personas se les dice: No seas egoísta, pensá en los demás también, pero hay otras a las que se les dice: ¿cuando vas a pensar en vos?
Creo que es necesario un equilibrio, ni tanto, ni tan poco.
Si nos preguntamos ¿Qué hice este año para mi? ¿Qué contestaría usted?
Algo que no involucre a otras personas, algo que sea totalmente personal. ¿Recuerda algo?
En medio de tanto trabajo, sirviendo al Señor, pensando en los problemas familiares, tratando de ayudar a nuestros seres queridos dentro de lo posible, corriendo para llegar con los pagos cada mes...
Los que son líderes o pastores, tratando de ayudar y apoyar a sus discípulos.
¿Y nosotros? ¿Quién piensa en lo que queremos y necesitamos interiormente?
Si no lo hacemos nosotros, no esperemos que algún ser humano nos recuerde que también existimos. Es tiempo de pensar en nuestras necesidades, sueños, proyectos postergados, sin descuidar nuestras obligaciones, pero poniendo en orden las prioridades, dejando tiempo para decidir por ejemplo un día a la semana, poder hacer lo que nos va a producir alegría, descanso, paz.
¿Qué es difícil? Si, es difícil, de hecho no lo logré todavía; pero decidí tomar esa determinación, recordar que yo también existo y que Dios quiere que me ame igual que amo a mi prójimo.
Muchas veces hacemos más de lo que Dios nos pide, nos exigimos mucho más nosotros mismos que el Señor.
Tenemos que estar más que agradecidos de que Dios, sí se preocupa por lo que necesitamos, su amor es tan grande que tiene tiempo de pensar en cada uno de sus hijos y de sus criaturas; los que aún necesitan tener un encuentro con Jesús.
Debemos decidirnos y orar pidiéndole a Dios que ordene nuestras prioridades, para tener tiempo de pensar en nosotros mismos, sin descuidar nuestras obligaciones y a los que necesitan de nosotros. No tomar la opinión de los demás como verdades contundentes; más bien pidiéndole a Jesús que nos muestre como nos ve Él, para poder cambiar aquellas cosas que Dios quiere que cambiemos y aprendamos a valorar los dones y talentos que nos ha dado, permitiéndole que nos use para su Gloria.
Termino esta reflexión preguntándole: ¿Usted que quiere?
El deseo de Dios para usted está en 3 Juan 1:2: "Amado, mi oración es que tú seas prosperado en todas las cosas, y que tengas salud, así como prospera tu alma".
Es su turno, llegó el momento de pensar en lo que usted desea.
Dios lo bendiga
Susana Goglián
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