"Es pues la fe, la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve" Dice la Palabra de Dios en Hebreos 11:1
Hay momentos en los que el miedo se apodera de nosotros, sentimos que no tenemos salida y que no tenemos a quién acudir, que nadie podrá ayudarnos. Tenemos que tomar decisiones solos, enfrentar conversaciones difíciles con alguien, que preferiríamos escaparnos para no hacerlo. Nos invade una sensación de cobardía que no podemos superar, quisiéramos esconder la cabeza debajo de la tierra como el avestruz.
Pero la Biblia dice que Dios no nos dio un espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio. 2 Timoteo 1:7
Entonces nos tenemos que tomar de la Palabra y vencer el miedo, abrazarnos a Dios y pedirle: "Defendeme Papá" En esos momentos de impotencia es tan gratificante poder abrazarnos a Dios y pedirle que nos defienda, que nos saque de esa situación.
El temor nos paraliza, no nos deja avanzar, pero tampoco podemos salir de esa sensación, es como un círculo vicioso. Pero si nos tomamos de la mano de Jesús y confiamos en Él de verdad, inmediatamente nos inundará su paz y sentiremos que El nos va a proteger y tendremos victoria.
A veces perdemos tiempo sintiendo miedo días, meses, en vez de orar inmediatamente, entregándole nuestras impotencias a Dios.
Solos no podemos, hasta el más fuerte en algún momento se quiebra, así es el ser humano; pero Dios no, porque el todo lo puede y nos ama.
Escuché decir que el 80% de las cosas por las que nos preocupamos nunca suceden, pero mientras, tenemos miedo, y por ello somatizamos en enfermedades en el cuerpo, en la mente, el estrés nos invade y es tan difícil salir.
Por eso a partir de hoy recordá que no estás solo, aunque así parezca, Dios está atento a tus necesidades y sabe lo que tiene que hacer.
Viví en paz, confiado como un bebé, sin eludir tus responsabilidades, pero con paz, porque lo que no puedas hacer, lo va a hacer Dios por vos.
Volviendo al pasaje del principio, ponelo en práctica, dice que la fe es la certeza de lo que se espera y la convicción de lo que no se ve, por lo tanto si oraste, agradecele a Dios por lo que va a hacer, demostrale que estás seguro de que Él va a responder a tu necesidad, que ya no tenés miedo. Dios nunca te va a fallar.
Dios te bendiga
Susana Goglián